Un perro de peluche, disfrazado de disfraz

Vi un pony rosado ayer al amanecer, estoy encantado, vi un pony rosado.
Vi conejos de colores en los corredores del andén de aquel tren.
Ese tren que nos llevaba hacia las doradas, esas cebras aladas de tres pies.

Las mayúsculas no son para que escribas, son para jugar. ¿No te das cuenta?
¿No te das cuenta que ayer mientras tú morías yo ya preparé todo el funeral?
Y vestido de rosado como el pony rosa que vi ayer, te despediré. Sobre una cebra me iré.

Cuando anoche descubrí que la pared me hablaba no me percataba de aquel mapache a mis pies.
Y de pronto me encontré volando más alto, con las cebras bien alto, sobre una nube de gel.
De gel azul, pero no como el azul del cielo, porque era azul de hielo como los ojos de Él.
Del pony rosado que vi ayer, cuando mareado, con el mapache a mi lado, tomábamos un buen té.

Las mayúsculas no son para que escribas, son para jugar. ¿No te das cuenta?
¿No te das cuenta que ayer mientras tú morías yo ya preparé todo el funeral?
Y vestido de rosado como el pony rosa que vi ayer, te despediré. Sobre una cebra me iré.

Iríamos a buscar a aquel desgraciado que en un día feriado le pintó un pony con gel.
Y en el andén 72, cuando el mapache me alcanzó, lo vimos de nuevo; el pony rosado.
Me hice una choza en Marte ayer y con mi pony rosado al amanecer ya estamos casados, estoy encantado.

Las mayúsculas no son para que escribas, son para jugar. ¿No te das cuenta?
¿No te das cuenta que ayer mientras tú morías yo ya preparé todo el funeral?
Y vestido de rosado como el pony rosa que vi ayer, te despediré. Sobre una cebra me iré.