Te me espigás en el vientre,
hijo mío,
soltás palomas al ser.
Viento serás por el modo,
hijo mío,
de estremecerte y nacer.
De estremecerte y nacer.
No te creás la esperanza,
hijo mío,
que no es lo nuestro esperar.
Ya están haciendo tu tumba,
hijo mío,
del otro lado del mar.
Del otro lado del mar.
Toda de fuego es la nave,
hijo mío,
que tu pueblo bota al mar.
Y entre primeros, primero,
hijo mío,
viento en su vela serás.
Viento en su vela serás.