A Leopoldo Federico
Yo soy el bandoneón,
dame un tangazo flor.
Yo soy el bandoneón
de Buenos Aires soy.
Sé del piropo sencillo,
¡Tiará-tatí!
Sé del chamuyo barroco,
¡Tiará-tatá!
Cuando mis tripas gatillan tu corazón,
me agrando, me achico
y me rechiflo porque...
Yo soy el bandoneón,
para quererte estoy.
Guardan mis teclas bichitos de luz,
duende nocturno yo vuelo de a pie,
medio murciélago y medio cantor.
En cana voy por reo
sinfónico del corralón.
Tanto me copan los versos de amor,
que se me erizan
cuero, madera, metal y cartón.
Ay, ciudad, no dirás
que no amé, que no soy el más fiel.
Yo soy el bandoneón,
dame un tangazo flor.
Yo soy el bandoneón,
de Buenos Aires soy.
A tus olvidos les chiflo,
¡tiará-tatí!
A tus presagios les canto:
¡tiará-tatá!
Pero si pide silencio tu soledad,
me cierro, me vuelvo
sombra de gato porque...
Yo soy el bandoneón,
para entenderte estoy.
Soy lo que no te atrevés a cantar.
Voy tras tu vida como un sacristán.
Hago con trigo de voces mi pan.
Si me emborracho toco
los tangos de Juan Sebastián.
Con mi ponchito de respiración,
como un poeta
digo tus penas en tono menor.
Ay, ciudad, yo no sé,
me matás pero igual me querés.
Yo soy el bandoneón,
de Buenos Aires soy.