Arranque, arranque el vidrio, ventanero,
y el marco saqueló con las cortinas,
yo quiero la ventana más sencilla,
un hueco y cuatro lados, compañero.
Que clave a la ciudad en mis costados,
que trate de cerrarse y no se acuerde,
que nunca tenga un número ocupado,
que cuente a Buenos Aires mi intemperie.
Yo quiero una ventana, la más potra,
un pozo retobao que dé al futuro,
que adentro de su muro mande a otras
ventanas rebeladas contra el muro.
Ladrillos con conciencia de ser tierra
y un aire con memoria de pampero,
que ni una vez mis muertos deje afuera,
que ni una vez mi vida deje adentro.
Más pura que una boca de guitarra,
que entienda los dolores de la calle
y llore como un ojo mi ventana
sin que una sola lágrima le falle.
Que estén de par en par sus corazones,
sin miedo, ventanero, y sin pestillo,
arranque, arranque, hermano, y mil perdones:
yo sé que da trabajo lo sencillo.